La Universidad de Granada, en concreto su Departamento de Arquitectura y Tecnología de Computadores, participa en un ambicioso proyecto europeo que auna robótica, computación y fisiología. SENSOPAC es un proyecto que pretende implementar las capacidades cognitivas de los robots, aproximandose a la consciencia del ser vivo y facilitándole la toma de decisiones propias. El equipo granadino ha desarrollado unos chips que emulan el cerebelo del hombre, lo que podría ser la base para unos robots más sofisticados y adaptables al entorno.
El descubrimiento permitirá a las maquinas adoptar algunos comportamientos humanos y mejorar la interacción con el exterior, así como, en un futuro, ser base de aplicaciones en las personas en el tratamiento de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.
El ser humano no busca sólo crear máquinas a su servicio, sino robots inteligentes capaces de tomar decisiones propias. Lo que hasta hace no demasiados años no pasaba de ser un futurible bastante irreal, se puede convertir en cotidiano a pocos años vista. Al menos eso pretende demostrar el proyecto SENSOPAC, en el que toman parte empresas y universidades europeas, incluida la Universidad de Granada.
Aplicado a la robótica, este chip permite a las maquinas interactuar con otros objetos y personas. De esta forma, los androides podrán realizar tareas propias de mamíferos, como atender y procesar lenguajes, música u otros estímulos.
La parte granadina del proyecto europeo está coordinada por el profesor Eduardo Ros Vidal, quien resalta que, "aunque los robots son cada vez más importantes en nuestra sociedad y cuentan con una tecnología más avanzada, aún no son capaces de realizar tareas similares a las de un mamífero sencillo".
La importancia del `descubrimiento´ reside en la aplicación futura que puede tener para el ser humano. Nuestro cerebelo es la parte responsable de las funciones cognitivas, por lo que la inserción de los microchips en los cerebros humanos ayudaría a mejorar la calidad de vida de enfermos de Parkinson o Alzheimer.
El proyecto SENSOPAC es continuador de otro anterior, denominado SpikeFORCE y en el que participaron expertos en neurociencia e ingenieros electrónicos. La esencia de ambas iniciativas consiste en en dotar a los robots de habilidades de movimiento similares a las de los animales y puedan tener capacidades sensitivas de las que obtener una forma de conocimiento. "A pesar de que llevamos años hablando de humanoides, todavía no los vemos por la calle, ni hacemos uso real de las infinitas posibilidades que nos ofrecen", lamentó Ros. Por eso, los proyectos robóticos no terminan ni mucho menos. Movimientos bioinspirados o piel artificial pueden ser los próximos pasos a dar en un camino en el que los robots irán ganando poco a poco capacidades hasta ahora sólo presentes en películas de ciencia ficción.
El descubrimiento permitirá a las maquinas adoptar algunos comportamientos humanos y mejorar la interacción con el exterior, así como, en un futuro, ser base de aplicaciones en las personas en el tratamiento de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.
El ser humano no busca sólo crear máquinas a su servicio, sino robots inteligentes capaces de tomar decisiones propias. Lo que hasta hace no demasiados años no pasaba de ser un futurible bastante irreal, se puede convertir en cotidiano a pocos años vista. Al menos eso pretende demostrar el proyecto SENSOPAC, en el que toman parte empresas y universidades europeas, incluida la Universidad de Granada.
Aplicado a la robótica, este chip permite a las maquinas interactuar con otros objetos y personas. De esta forma, los androides podrán realizar tareas propias de mamíferos, como atender y procesar lenguajes, música u otros estímulos.
La parte granadina del proyecto europeo está coordinada por el profesor Eduardo Ros Vidal, quien resalta que, "aunque los robots son cada vez más importantes en nuestra sociedad y cuentan con una tecnología más avanzada, aún no son capaces de realizar tareas similares a las de un mamífero sencillo".
La importancia del `descubrimiento´ reside en la aplicación futura que puede tener para el ser humano. Nuestro cerebelo es la parte responsable de las funciones cognitivas, por lo que la inserción de los microchips en los cerebros humanos ayudaría a mejorar la calidad de vida de enfermos de Parkinson o Alzheimer.
El proyecto SENSOPAC es continuador de otro anterior, denominado SpikeFORCE y en el que participaron expertos en neurociencia e ingenieros electrónicos. La esencia de ambas iniciativas consiste en en dotar a los robots de habilidades de movimiento similares a las de los animales y puedan tener capacidades sensitivas de las que obtener una forma de conocimiento. "A pesar de que llevamos años hablando de humanoides, todavía no los vemos por la calle, ni hacemos uso real de las infinitas posibilidades que nos ofrecen", lamentó Ros. Por eso, los proyectos robóticos no terminan ni mucho menos. Movimientos bioinspirados o piel artificial pueden ser los próximos pasos a dar en un camino en el que los robots irán ganando poco a poco capacidades hasta ahora sólo presentes en películas de ciencia ficción.
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